Por: Adrián Atehortúa
Ilustración: Didier Pulgarín
Históricamente, los 115 pueblos indígenas que habitan en Colombia han vivido una lucha constante por obtener el reconocimiento de sus derechos. Desde hace más de cinco décadas, su resistencia se ha librado en medio de agresiones asociadas al conflicto armado, escenario que en la actualidad configura uno de los momentos más críticos de su historia, debido al recrudecimiento de la violencia en sus territorios tras la firma del Acuerdo de Paz entre el Estado y las FARC en noviembre de 2016.
“La situación de los pueblos indígenas en Colombia evidentemente es de resistencia. Es una lucha que ha tomado siglos, no es algo reciente. Podemos decir que las luchas recientes de los pueblos indígenas colombianos se han intensificado y visibilizado también porque la situación que vivimos no da para menos. En esa lucha hay cuatro principios, que son defender nuestra cultura, mantener la unidad, defender el territorio y lograr nuestra autonomía, y por esos principios es que los diferentes actores armados, legales e ilegales, incluido el mismo Estado, han venido queriendo dominar a los pueblos indígenas del país”, explicó Óscar Montero de La Rosa, líder indígena kankuamo de la Sierra Nevada de Santa Marta.
Luego de la firma de los Acuerdos de Paz entre el Estado y las FARC se ha presentado una crisis sin precedentes entre las comunidades indígenas que ha desencadenado violaciones a los derechos humanos como asesinatos, amenazas, persecuciones, desplazamientos, confinamientos y el reclutamiento de menores. Por eso los indígenas afirman que no ha habido una crisis humanitaria semejante a la que pasan actualmente, exceptuando la lejana época de la colonia iniciada el 12 de octubre de 1492; periodo que, en general, las comunidades señalan como el comienzo de una racha de persecuciones de las cuales aún no hay justicia ni reparación.
En sus análisis, líderes indígenas de comunidades a lo largo del país coinciden en un común denominador que explica el origen de este nuevo ciclo de violencia: el abandono estatal, esta vez explicado en el incumplimiento del Acuerdo de Paz. Tras la salida de las FARC de las zonas que dominaron a lo largo de su existencia, los pueblos nativos esperaban la llegada del Estado colombiano a esos territorios, tal como se estableció en el Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera firmado en noviembre de 2016 en Bogotá. Sin embargo, esa presencia estatal nunca llegó.
“Con la firma de los Acuerdos de Paz bajó la intensidad del conflicto y volvió un poco la normalidad a las comunidades porque, claro, las FARC que eran el principal actor armado en la zona estaban saliendo del territorio. Pero para mediados de 2018 se recrudeció nuevamente el conflicto en esa zona, sobre todo en los territorios indígenas, porque las FARC salieron pero el Estado no tuvo la capacidad de llegar a esos territorios. Y cuando digo que no tuvo la capacidad no me refiero solo a la parte militar: no tuvo la capacidad de llegar con intervención social”, explicó Alexis Espitia de la Organización Indígena de Antioquia (OIA).
hacemosmemoria.org/2020/04/10/la-crisis-humanitaria-de-los-indigenas-en-colombia/
LA MINGA INDÍGENA